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Sólo un ideal que alcance la muerte puede darle
sentido a la vida.
Muchos ideales pueden ser una bella manera de enriquecer nuestro paso
por este mundo, y tienen su lugar dentro del conjunto de todos los valores
por los que luchamos cada día.
Sin embargo hay una lucha que no admite una valoración relativa para con
el resto de los anhelos de la vida: La lucha por el Reino debe ser el
único valor verdadero, y todos los demás consecuencia de él.
Ni siquiera la propia vida puede ser un valor tan importante como para
poner límites en la lucha por el Reino. Los límites los pone Dios desde
la única perspectiva de la eficacia. Cada acción tiene su momento, el
Reino tiene sus leyes, y los que luchamos en dirección al Amor somos
guiados por esas leyes hasta en nuestros actos más insignificantes. |