anterior

índice

siguiente

capítulo 12 (comentario)

texto: capítulo 12

El rechazo, la exclusión, es siempre una reacción de defensa del ser humano ante algo que puede hacerle perder su frágil plenitud.
Cuando el ser humano se deshace de su ‘yo’ y de su plenitud engañosa, entonces baja los brazos, depone las armas, y comprende al enemigo lo mismo que al amigo. Circunstancias suscitan que los seres humanos adopten comportamientos diversos, desde la generosidad, cuando se sienten interiormente amados, hasta la violencia, cuando se sienten interiormente infravalorados.
El ‘YO’ divino no necesita excluir para ser pleno, porque el ‘YO’ divino es pleno en la inclusión dentro de su Ser de toda su creación. Cuando el hombre se deshace de su ‘yo’, no lo aniquila, sino que lo sublima acercándolo a la identificación con el ‘YO’ divino.

“Sed perfectos como perfecto es vuestro Padre celestial, que hace llover por igual sobre justos e injustos”. No es una idea esencialmente distinta a la expresada en el Dao De Jing en este capítulo.
Las elucubraciones culturales que parece que se encaraman sobre sí mismas para llegar más y más alto en la búsqueda de la culminación, no son en realidad otra cosa que mecanismos de defensa ante la decadencia, muros de contención que pretenden impedir que se desparrame aquello que ya no puede mantener por más tiempo su cohesión.
El sabio no se deja engañar. Para él la sencillez de un niño es la clave de la sabiduría más perfecta, porque el niño está más cercano al origen de la vida, pero el adulto con demasiada frecuencia vive sostenido por criterios elaborados que apenas conservan ya vinculación con el principio vital que los generó.

texto: capítulo 12

anterior

índice

siguiente