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capítulo 33 (comentario)

texto: capítulo 33

Jesucristo nunca hizo ostentación de poder, nunca amenazó para protegerse a sí mismo, nunca atemorizó sino para despertar las conciencias dormidas de los seres humanos y así conducirlos por el Camino de la Vida. Se dejó vencer sin resistirse.
Él no vino a ser servido, sino a servir, por eso fue elevado sobre todos, y siglos después los seres humanos le miran y sus vidas cambian.
Su Reino no es de este mundo. Esto no lo entiende la gente, pero, el que lo alcance a entender, ése habrá descubierto dentro de sí la Virtud suprema: “no os resistáis al mal”, y “sed perfectos como perfecto es vuestro Padre celestial, que hace llover por igual sobre justos e injustos.”
Así los seres humanos se sienten espontáneamente atraídos, y no obedecen porque se les haya impuesto una ley, sino que obedecen de buena gana, porque reconocen el timbre de la voz del Jefe cuyas palabras y actitudes son convincentes, la voz del único Pastor auténtico que puede conducir a los hombres a la plenitud.

texto: capítulo 33

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