anterior

índice

siguiente

capítulo 47 (comentario)

texto: capítulo 47

El ser humano tiene conciencia, el pueblo no. Al pueblo no se le puede concienciar de nada, sólo se puede concienciar a los seres humanos que forman el pueblo. El pueblo es como un caballo: Si se le sabe tratar es dócil, si no se le sabe tratar se encabrita.
El gobierno de la tierra es el gobierno del pueblo, el del ser humano es el gobierno del Cielo. Por eso los reyes de la tierra buscan estrategias y el Rey del Cielo ilumina con la Verdad, porque el de la tierra doma bestias y el del Cielo conduce a seres humanos.

Cuando los líderes espirituales se hinchan de poder y pretenden gobernar al pueblo, tratan a los hombres como bestias, les matan el espíritu y les quitan la libertad interior transformándolos en autómatas, seres frustrados incapaces de dar fruto alguno.
Cuando los líderes de la tierra pretenden guiar también en el espíritu, tratan al pueblo como si tuviera conciencia y libertad, pretenden que el pueblo decida según su propio juicio, y propician de esta manera que los ambiciosos ocupen todo el poder social.

Impulsar al pueblo a una ambición positiva trae como consecuencia la comparación de talentos, la rivalidad y las envidias. Tener al pueblo oprimido por falta de alimento hace que las mentes de los hombres despierten y el pueblo se disgregue en individuos.
El espíritu del ser humano sólo puede gobernarlo el Rey del Cielo, no los grupos religiosos; y la realidad material del pueblo han de gobernarla los jefes del mundo, no los líderes espirituales. Cuando ambas cosas están perfectamente separadas, hay Paz.

texto: capítulo 47

anterior

índice

siguiente