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capítulo 62 (comentario)

texto: capítulo 62

Los valores sólo son necesarios cuando existe oposición a la Verdad. Aparecen como respuesta al desorden, y por lo tanto dejan de existir cuando el ser humano alcanza la Libertad. El que busca la Verdad debe luchar contra todo lo que se le opone, por eso hace valer la moral y las leyes. El que ha encontrado la Verdad es que ya ha pasado a formar parte de ella, y por lo tanto no se opone a nada sino que ha alcanzado la perfecta Libertad. No cumple la ley ni la moral, sino que la ley y la moral se cumplen en él.

La inteligencia que no es expansión racional de la Verdad espiritual sólo sirve para fabricar vestidos sin cuerpo, para disfrazar de valor las baratijas. En la familia que se agrieta hay que clavar las grapas de la sumisión filial y el engrudo del amor paternal. Pero las grapas no eliminan las grietas, sólo detienen su crecimiento. El estado que no es compacto por sí mismo necesita de funcionarios fieles al gobernante que castiguen a los disidentes. Pero un barco lleno de parches no resiste una gran tormenta.

El que existe en la Verdad no está sometido a ningún juicio, porque todo juicio depende de la moral y de la ley, y la moral la ley sólo aparecen en la pugna de contrarios. La Verdad plena no se opone a nada porque, si se opusiera, ya estaría excluyendo el objeto de su oposición y no sería plena. El que existe en la Verdad plena hace y deshace en el mundo y en todo encuentra el beneplácito del Cielo. Y existir en la Verdad es lo mismo que haber dispuesto todo su ser dentro del Camino. Esto es el Reino de los Cielos. 

texto: capítulo 62

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