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capítulo 78 (comentario)

texto: capítulo 78

El Padre es el Origen. El Cristo es el Camino. Las cosas no existen por sí mismas, la existencia inerte es una entelequia. Todo necesita de un impulso, y un impulso es como un vector: Tiene una dirección y un sentido. La potencialidad procede del Padre, del Cristo, la existencia. Ambas cosas las concebimos separadas, pero son una sola.

El caos aparece cuando los vectores se enfrentan; el orden se instaura cuando todo tiende a un mismo fin: Éste es el sentido del Camino. Pero cualquier camino no puede aunar y recapitular todas las cosas del cosmos, sino el Camino que procede del Origen mismo, que es el que se corresponde con la potencialidad esencial de cada ser.

El Camino no es selectivo. Si lo fuera, todo lo no estuviera dentro ya no existiría. El Camino es perfecto, como perfecto es el Origen, pues a nada le niega el impulso que le da la existencia. Pero no fuerza, sino que deja marchar, porque sólo lo que elige en la libertad elige desde la Verdad, y sólo lo que elige desde la Verdad carece de dobleces.

A esta llamada a la Unidad se le denomina Amor. Porque se fundamenta en la esencia última de cada cosa y no en las actitudes externas. No existe ninguna forma de verdadera espiritualidad que no esté impulsada por el Cristo. En Él se sustentan el taoísmo, el budismo, el Islam, y todas las formas de espiritualidad del mundo.

texto: capítulo 78

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