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IMÁGENES |
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| delicadeza | ||
| El sol se oculta y la habitación, que antes era luminosa, queda a oscuras. El hombre abre los ojos pero sólo puede ver la negrura de la oscuridad. Entonces se vuelve inseguro, se mueve muy lentamente y palpa las cosas con mucha delicadeza; las acaricia en todo su contorno para intentar relacionarlas con objetos conocidos, y comienza a darse cuenta de que hay muchos objetos que nunca antes había palpado, e incluso cosas en las que no había reparado cuando había luz en la habitación, cuando todavía hubiese podido verlas. Antes se desplazaba por la habitación con mucha soltura, había luz y por eso él casi ni miraba. Ahora el hombre descubre un mundo completamente distinto, porque se ha visto obligado a acariciar las cosas, porque ha tenido que esforzarse en averiguar cómo son, qué forma tienen, si son duras o blandas, si son estables, si están o no en equilibrio. Antes, cuando podía hacer las cosas velozmente, se sentía solo, pero ahora se ha visto obligado a caminar con mucha lentitud para no tropezarse: Ahora todo le acompaña. Después de un tiempo en la oscuridad las pupilas se dilatan y los ojos son capaces de percibir sutiles destellos de luz que antes no percibían. Eso hace que el hombre se sienta más seguro. Esos sutiles destellos no dibujan la misma habitación iluminada por el sol, sino que hacen resaltar objetos que antes eran insignificantes, y sin embargo otros, que a la luz parecían muy valiosos, ahora han perdido toda su significación. Con todos sus sentidos en alerta, el hombre ha descubierto un mundo nuevo sin salir de la habitación. Ciegos son los que creen ver; clarividentes, los que creen no ver nada. Solos están los que se mueven con mucha rapidez y eficacia; acompañados, los que no dan un solo paso sin antes recorrer con la mano todo el espacio que luego van a ocupar. Necios son los que recorren con la vista una estancia y creen haber resuelto todos sus misterios; sabios, los que acarician con delicadeza cada objeto con sus manos. Estúpidos los que piensan que las cosas verdaderamente nuevas no existen, o están demasiado lejos de sus vidas. |
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17/01/08 |
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