KYRIE ELEISON

     

   

el castillo y el viento

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El mismo viento que sopla fuera del castillo es el que sopla dentro.
El que penetra hasta los sótanos es el mismo que sube hasta la torre más alta.
El tirano, el acusador de nuestros hermanos, el que los acusa ante nuestro Dios día y noche, ha sido precipitado.
En el castillo, la gente entra y sale sin temor. En los sótanos se celebran fiestas de libertad. Las mazmorras están siempre abiertas, porque la llave de sus cerrojos era el propio miedo.

Los cimientos han cedido, el viento ha derribado el castillo, y sin embargo cada piedra permanece en su sitio.
Nuestro Rey no necesita destruir para extender su Reino. No necesita levantar murallas para preservarlo del peligro.
Con Él estamos los que hemos llenado nuestro corazón de Amor. Contra Él están los que aun planean sojuzgar a los demás para subir más alto.
Pero ni Él ni nosotros estamos contra nadie.

Nuestro Reino es firme, y el tirano nada puede contra nosotros.
Nos acusa para infundirnos Temor y así poder recuperar las llaves de las mazmorras.
El tirano ya no tiene autoridad sobre nosotros, sus acusaciones no nos atemorizan, porque él puede encarcelar, pero no puede liberar a nadie, sin embargo nuestro Rey nunca nos acusa, sólo nos libera.
Desde el castillo hasta el viento:
Desde la ley que acusa, hasta el Reino de los Cielos que libera.

El universo entero se deslaza desde el Temor hacia el Amor. Ni aunque todos los hombres del mundo se pusieran de acuerdo podrían refrenar este movimiento.
¿Qué presa podría retener el fluir del Volga hacia el mar?
¿Qué pedrusco podría evitar una erupción del Vesubio?
Nuestro Rey no necesita de nuestro apoyo para triunfar, sólo nos llama a colaborar con Él para que su gloria también sea nuestra.
Los insignificantes, los perseguidos por la justicia, los hambrientos y sedientos, ésos se sentarán junto al trono del Rey para juzgar a los dueños de la tierra.