KYRIE ELEISON

     

lo absoluto y lo relativo

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juicio - discernimiento


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  El hombre lleno del Espíritu de Dios no se somete a ningún otro hombre, sólo a Dios.
El hombre lleno del Espíritu de Dios tiene criterios propios y, sin embargo, no hace juicios sobre sus hermanos. Habla con discernimiento y señala lo que es verdad y lo que es mentira, lo bueno y lo malo, el trigo y la cizaña, y llama a cada cosa por su nombre.

El hombre que no está lleno del Espíritu de Dios se somete a sus dirigentes, los encumbra y los defiende más allá de la verdad, más allá de su propia dignidad como hijo de Dios.
El hombre que no está lleno del Espíritu de Dios no tiene criterios propios, sino que se esmera en asumir los criterios de sus dirigentes, y por eso se convierte en juez de todos sus hermanos. No sabe dónde está la verdad y dónde la mentira, sólo sabe condenar a todo aquél que contradiga los principios que se le han impuesto sus instructores.

Vivimos en un mundo de jueces sin discernimiento. La inmensa mayoría de los integrantes de las diferentes iglesias se creen en el derecho de juzgar y condenar a sus hermanos según los principios de ortodoxia y heterodoxia de sus respectivas grupos religiosos, pero ninguno de ellos tiene criterios propios ni es capaz de discernir por sí mismo lo bueno de lo malo.
Justamente los que menos derecho tienen a emitir juicios, son jueces implacables, y los que tienen discernimiento para juzgar, ésos no juzgan, sino que buscan la salvación de todos mediante la conciliación en el Amor. Por eso son despreciados.


Howndev
 
     

27/07/2005