KYRIE ELEISON

     

crisis irreversible

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crisis irreversible


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  Cuando algo está en proceso de corrupción, las nuevas ideas siempre surgen en la oposición a las antiguas. No se sostienen en una visión pura y libre de una realidad objetiva, sino que están impregnadas de rechazo al conservadurismo que se les opone.
Buscar el Reino que no es de este mundo dejando morir de hambre a los seres humanos que son de este mundo es tan fantasioso como intentar resolver los problemas del mundo sin buscar el Reino de los Cielos en una dimensión trascendente.
Ni en el conservadurismo estéril que se prodiga en encíclicas y en refinados pensamientos tan elevados como ineficaces, ni el progresismo ciego que, de tanto querer poner los pies en el suelo, ya ha perdido toda la dimensión trascendental del mensaje cristiano.

Cuando una postura es incoherente siempre se tropezará con la oposición de sí misma.
La teología de la liberación no es un invento de determinados teólogos progresistas, sino que es el resultado inevitable de una actitud cerrada y negativa por parte de los teólogos conservadores.
Son ellos, los conservadores, los que han generado la teología de la liberación al no haber sido capaces de resolver dentro de la propia doctrina católica una inquietud que clama desde lo más hondo del corazón del hombre de Dios:
¿De que valen los ritos, los sacramentos, las encíclicas, los discursos y las amonestaciones, si resulta que una cantidad inmensa de seres humanos se muere de hambre y, dentro de la jerarquía de valores, este problema está relegado a un segundo o tercer orden de importancia?

La iglesia católica está cuidando para que no se mate a Dios, para que no se destruya el Reino. Esto entraña una contradicción muy grade: ¿Acaso Dios es mortal? ¿Acaso las puertas del Hades pueden prevalecer contra el Reino?
La inquietud verdadera de la iglesia no debe ser proteger a Dios ni al Reino, sino buscarlos mediante la lucha comprometida por la Justicia y la Paz.
La causa de la falta de compromiso activo por parte de la cúpula de la iglesia católica se debe a sus vínculos con el poder material. No se expone a perderlo todo enfrentándose a las injusticias de los gobiernos precisamente porque lo que posee no es eterno, sino caduco.
Una iglesia aferrada a riquezas materiales, como es el poder y la influencia social y política, no tiene libertad para enfrentarse a una lucha comprometida, porque tiene demasiadas cosas que perder.


Howndev
 
     

06/07/2005