KYRIE ELEISON

     

reflexiones ontológicas

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las raíces y el pozo 2


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  Lo material se define por el estado, por la situación; lo espiritual se define por la intención, por el impulso.
Intentar alcanzar un “estado de pureza” es lo mismo que pretender materializar el espíritu. Y materializar el espíritu es extraer la raíz de la vida fuera del Pozo, y extenderla en la superficie donde sólo está la apariencia de la realidad, esto es: La materia inconsciente.

Identificar la santidad con una especie de “estado de pureza” tiene el mismo significado que santificar la materia y despreciar el espíritu; adorar la forma y conferirle supremacía sobre el contenido. Es la imagen de aplaudir al títere y menospreciar al titiritero.
El hombre santo es el que camina hacia Dios en medio del pecado. No el que camina por encima del pecado, sino el que lo atraviesa dejándose herir por él.
No se puede encarar el reto de la santidad huyendo de nada, ni siquiera del mal, pues el mal es justamente el muro que nos separa del bien, del Amor: El muro que nos separa de Dios.

El Reino no extiende sus ramas donde todo es pureza, todo es Justicia, todo es Paz. El Reino encuentra terreno abonado donde se lucha por la pureza, la Justicia y la Paz.
En la lucha está la fertilidad.
Los “estados espirituales”, las situaciones inertes, se solidifican y se precipitan al abismo del vacío cósmico. Son el desperdicio que, al no impulsarse, se detiene y se cae.
Si no hay impulso, no hay santidad. Nadie puede detenerse al lado de Cristo, porque Cristo no se detiene.


Howndev
 
     

23/07/2005