KYRIE ELEISON

     

ESPÍRITU (2)

   

HOKDS

      E

libro 4 - capítulo 11


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  Toda toma de conciencia de la Verdad da como resultado una mentira. La Verdad puede ser observada, y entonces la Verdad y el que la observa son una sola cosa. Pero cuando el observador crea una imagen de su observación, construye una estructura que no pertenecerá al Reino de la Luz, sino al de la oscuridad. En tanto que esa estructura esté supeditada a la Luz, será un substrato eficaz como símbolo o representación de ella. Pero siempre el substrato tiende a tomar el protagonismo y deja de ser símbolo para convertirse en sustituto.

Todo lo que ilumina es símbolo de Dios, pero no merece adoración lo que ilumina sino sólo la Luz. ¿Cómo separar una lámpara de la luz de desprende? ¿Cómo separar el substrato estructural del impulso emergente?
Todo lo que existe se apoya en un substrato para vincularse al tiempo. La ruptura del substrato es el sufrimiento y la muerte, y el impulso vital emergente se proyecta en la dirección en la que el propio substrato se haya ordenado.

Toda recapacitación sobre algo, mata ese algo en su impulso y lo ancla en el substrato. Mata la esencia de las cosas para impedir que se transformen: de esta manera resultan más manipulables.
El hombre que intente afianzarse en la paz de Dios, que no tome conciencia de haberla alcanzado, porque justo en ese momento ya la habrá perdido.
La fe auténtica carece de recapacitación, de conciencia de sí misma. El que verdaderamente cree en algo, no puede afirmar su fe ante la duda, ya que la afirmación misma ya supone el haberse planteado la posibilidad contraria.
Nosotros vivimos y construimos gracias a una fe de la que no somos conscientes. Si tuviéramos conciencia de lo que creemos, ya habría aparecido la duda, y ya no seríamos capaces de vivir ni de construir.

El hombre de Dios destruye continuamente el substrato estructural generador de su impulso vital, para armar su ser cada vez más en un substrato generado por el propio impulso: invierte su ser y lo vincula a la realidad celestial.

Toda conclusión a la que se pueda llegar es un quiste que se aferra al ser impidiéndole una proyección más elevada. Cualquier planteamiento consciente debe ser susceptible de ser destruido allí donde ya haya cumplido su misión de servir de base para que el ser trascienda. No sea que la propia plataforma de impulso sea precisamente el obstáculo para poder impulsarse.