KYRIE ELEISON

     

los 7 libros

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EL REINO

     

muerte y resurrección

COMO EL VIENTO


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  La vida que la naturaleza le da al hombre tiene un límite. Rebasado ese límite, ya el hombre no puede amar, porque la propia supervivencia se sitúa en un plano prioritario. No se puede dar lo que no se tiene.
En Cristo, la vida que se entrega se convierte en Vida eterna. Es el Agua que Cristo ofrece: El que beba de ese agua nunca más vuelve a tener sed.
El que tiene esa Vida que no se consume, no encontrará límites a la hora de darla, de ofrecerla a los demás.
Por eso digo que en Cristo, y sólo en Él, es posible amar hasta las últimas consecuencias.

Esta idea, que por si sola apenas puede ser poco más que hermoso idealismo, se convierte en realidad tangible en la propia experiencia vital del cristiano.
De nada le vale a un hombre “creer” que Cristo resucitó si no es capaz de encontrarle al hecho de la resurrección su verdadero contenido dentro de la experiencia vital personal.
El cristiano comienza realmente a comprender cuando experimenta esta resurrección interior tras la entrega de la vida en el Amor.

Lo que se cumple en lo pequeño, se cumple igualmente en lo grande. Lo que se cumple en la parte, se cumple en el todo. Porque lo pequeño y lo grande, la parte y el todo, están regidos por las mismas leyes.
Cuando el hombre, muriendo en las cosas pequeñas, experimenta una resurrección interior que le traslada a un mundo de Amor y libertad, entonces comienza a vislumbrar el alcance de este mensaje, y la resurrección de Cristo ya no la comprende simplemente como un hecho milagroso e ininteligible, sino como una realidad que se sostiene en la experiencia de su propia vida cristiana.

Y si alcanzamos la comprensión espiritual (que no racional) de que Cristo, que entregó enteramente su vida por Amor, no la perdió, en Él nosotros tampoco la perderemos.
“El que crea en mí no morirá eternamente.”
Pero creer en Cristo no es decir “Señor, Señor”, sino iniciar un Camino, traspasar una puerta estrecha, y reconocer que el que ama su vida terrenal, la pierde, pero el que la pierde por la causa de Cristo, ése la guarda para una Vida eterna.
¿Cuál es la causa de Cristo? ¿Introducir a los hombres en iglesias “verdaderas”?
La causa de Cristo es derramar sobre la tierra el Amor del Padre.