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clamor matinal del acosado por la decadencia

Salmo 003

Padre, ¡cuán numerosos son mis adversarios, los que habitan en mi interior, cuántos los que se alzan contra mí!
¡Cuántos también los legalistas que dicen de mi vida: «No hay salvación para él en Dios!»
Mas Tú, Padre, escudo que me ciñes, mi gloria, el que realza mi cabeza.
A voz en grito clamo hacia mi Padre, y Él me responde desde su santo monte.
Yo me acuesto y me duermo, me despierto, pues mi Padre me sostiene.
No temo esas semillas de decadencia que a millares pretenden germinar dentro de mí.
¡Levántate, Padre! ¡Dios mío, sálvame! Tú permites que todos mis enemigos tropiecen, las armas de mis perseguidores Tú las rompes. Las semillas de la decadencia no consiguen echar raíces dentro de mí.
Del Padre la salvación. Tu bendición sobre todos los que aman el bien.

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