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oración vespertina

Salmo 004

Cuando clamo, respóndeme, oh Dios misericordioso, en la angustia Tú me abres salida; tenme piedad, escucha mi oración.
Vosotros, hombres, ¿hasta cuándo seréis torpes de corazón, amando vanidad, rebuscando mentira?
¡Sabed que el Padre mima a quien busca su amistad, el Padre me escucha cuando yo le invoco!
Reflexionad, y no echéis a perder vuestras vidas; hablad con vuestro corazón en el lecho ¡y silencio!
Sembrad justicia y solidaridad, y confiad en vuestro Padre.
Muchos dicen: «No te creemos, ¿quién nos hará ver la dicha de la que nos hablas?»
¡Alza sobre nosotros la luz de tu rostro! Padre, Tú has dado a mi corazón más alegría que cuando abundan ellos de riquezas y honores.
En Paz, todo a una, yo me acuesto y me duermo, pues Tú solo, Padre, me asientas en seguro.

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