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plegaria en la tribulación

Salmo 006

Padre, corrígeme en mis errores, avergüénzame con tu misericordia.
Tenme piedad, Padre, debilítame y sáname de mi orgullo, Padre, que mi corazón se ha endurecido,
desmoronada totalmente mi alma, y Tú, Padre, ¿hasta cuándo?
Vuélvete, Padre, recobra mi alma, sálvame, por tu Amor.
Porque, en la muerte, nadie de ti se acuerda; en el desamor, ¿quién te puede alabar?
Estoy extenuado de gruñir, baño mi lecho cada noche, inundo de lágrimas mi cama;
mi ojo está corroído por el tedio, ha envejecido entre opresores.

Acercaos a mí todos los malintencionados, que ahora podré darles un testimonio verdadero,
pues mi Padre ha oído la voz de mi súplica y me ha llenado de su Amor.
El Padre ha inclinado su oído, y ha acogido mi oración.
¡Todos mis enemigos, confusos y desconcertados, verán el inmenso poder del Amor y la mansedumbre!

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