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protección ante el enemigo: Amor y Temor

Salmo 064

Escúchame, Padre mío, cuando te invoco, para que yo viva siempre en el Amor y nunca caiga preso del gran Temor de tu ausencia. Cuando los apetecibles obsequios del mundo se me muestren inofensivos, hazte presente para que sepa discernir entre lo que me lleva a ti y lo que me aísla de la Vida.
Aquellos engañados por la mentira buscan aliados que les ayuden a mantener la ficción en la que viven, para que no se derrumbe, y se me acercan y me rodean.

A fuerza de vivir en la mentira, ya desconocen el significado de la palabra ‘Verdad’. «Todo es verdad, nada es Verdad», dicen. Ahora vienen a por mí:
Si soy débil, sólo me queda huir de ellos condenándolos en mi corazón. Pero si soy fuerte en ti, Padre mío, ya no les condenaré, ni les huiré como si de demonios de tratara, sino que seré misericordioso y así daré testimonio de mi filiación divina.

Mientras sea débil, la fe me salvará, sin embargo sólo podré pensar en protegerme con el escudo de tu Palabra, y nada más; y eso es vivir en el Temor.
¡Pero no ésa mi condición de hijo tuyo! Tú no te escondes de los hombres, sino que vas a encontrarlos; tampoco yo he de esconderme, sino que he de vivir en el Amor. ¡Hazme fuerte en ti, Padre! Si Tú permaneces en mí, entonces yo puedo dar fruto.
Mientras soy débil mi fe me salva, pero cuando Tú me has hecho fuerte, ya no me salva la fe, sino los frutos de mi fe.
Y sólo entonces soy legítimo hijo tuyo.

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