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Dios Amor, Dios de Justicia

Salmo 068

Los que rechazan el Amor, los que no son capaces de comprender que todo lo que crece en el individualismo se marchita antes de alcanzar la madurez, éstos construyen torres sin cimientos: La estatura es más importante que la estabilidad.
No conocen el tiempo ni sus leyes, sino que comen fruta verde: Es más importante para ellos la fantasía de poseer que la realidad de ser.
El que espera en el Señor, ése verá crecer la semilla que plantó, y nunca verá morir su fruto.
¿Puede un vaso llenarse más arriba del borde? ¿y puede ensancharse el caudal de un río sin que se ensanche el lago que alimenta? La Justicia puede no ser buscada, pero nunca podrá ser destruida.
El que tiene menos de lo que le corresponde por su dignidad humana, ése se verá satisfecho, y nadie le podrá ya arrebatar lo que es suyo.

Dios no enriquece a un hombre por capricho. Aquél que comparte lo que tiene con los necesitados abre un vacío de Justicia, y lo que reparte le es repuesto, antes o después, sin que nada pueda evitarlo. Los hombres crean muros de contención para distribuir la Justicia según sus mezquinos intereses. Cuando la Justicia es detenida, su fuerza se multiplica. Es posible refrenarla, pero no es posible destruirla.
El pueblo que construya sobre los cimientos del Amor no verá su decadencia. El pueblo que tenga la solidaridad como el tesoro más precioso, ése entregará sin medida, pero nunca le faltará sino que siempre le sobrará.
El ejército de Dios es el vacío de Justicia que genera el que comparte. Sus armas: el Amor y la solidaridad. Sus generales: los pobres, los mansos, los humildes.

Los que le conocemos y le buscamos no tenemos nada que temer. No habrá engaño que Él mismo no desvele ante nuestros ojos. Él carga con nosotros y no se preocupa por nuestros tropiezos, porque le buscamos, y es imposible no encontrarle.
Pero los que le buscan fuera del Amor, fuera de la solidaridad, y siembran destrucción en el Nombre de Dios, y se elevan en castas superiores en el Nombre de Dios, y discriminan y condenan en el Nombre de Dios, y se encierran en clanes y grupos pretendiendo ser los elegidos del Amor sólo por cumplir leyes, ésos se engañarán y Él no podrá liberarlos del engaño, y se hundirán más y más en la mentira, ¿quién los sacará?

Las fuerzas poderosas acumuladas y acrecentadas por los pueblos para protegerse y para conquistar, se convierten en golpes en el aire y palos en el agua cuando el Amor hace acto de presencia en los hijos del Reino.
Lo más preciado de la tierra no vale tanto como el pobre que clama a la Justicia, porque el tesoro material puede ser deshecho, pero ¿quién puede deshacer el vacío de Justicia?
Todos los poderes de la tierra sucumbirán: el Reino de Dios extiende sus fronteras y no existe armamento que pueda impedirlo.
Reconoced el poder de Dios. Sobre el Reino su exaltación, su poder en el Espíritu: ¡temible puede ser Dios desde su santuario para los que intentan detenerle! Él es quien da poder y fuerza a su pueblo, los hijos el Reino. ¡Bendito sea Dios!

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