anterior

índice

siguiente

mi Padre no se olvidó de mí

Salmo 124

Si mi Padre no hubiese estado conmigo -que lo digan todos los que me conocen-
si mi Padre no hubiese estado conmigo cuando el alcohol me tenía prendido,
el estercolero hubiese sido mi casa, y yo ya no estaría vivo en este mundo.
Y si el alcohol no hubiese podido matarme, yo mismo me hubiese quitado la vida.

Si mi Padre no hubiese estado de mi parte, nada de este mundo hubiese podido salvarme.
Por eso, en el silencio siempre se escucha el grito de mi corazón: ¡Bendito sea el Amor!
Estaba atrapado hasta el alma en una trampa de garfios y ganchos puntiagudos:
La trampa se rompió y yo escapé. ¡Bendito sea el Nombre del Amor ahora y por siempre!

anterior

índice

siguiente