anterior

índice

siguiente

de profundis

Salmo 130

Por el camino del dolor he perdido todos mis disfraces y mis máscaras.
Ya no recuerdo qué poses había que adoptar en cada circunstancia, porque los beneficios que obtenía con mis comportamientos ya han perdido todo su valor.
Ahora estoy dentro de mí. Mi 'yo' se ha situado en lo profundo de mí mismo, y desde el interior más oscuro a ti grito, Padre, para que vengas a traerle al vacío su verdadero contenido.
Desde aquí puedo observar todos mis despropósitos, que se amontonan delante de mis ojos y parece que ya no puedo ver ninguna otra cosa.
¡Padre! Ahora que ya por fin me has llevado al desnudo, a tocar el fondo de mí mismo, precisamente ahora ¿vas a abandonarme? ¡Permíteme Padre, con tu perdón, comenzar de nuevo!
¿Dónde está mi esperanza? ¿Qué anhelo me mantiene vivo? Yo sólo espero en ti, Padre, mi alma espera el brillo de tu Luz más que los centinelas la aurora.
Lo sé, a pesar de mi opresión no me cabe duda alguna: Tú rescatas de la prisión de oscuridad al hombre que en ti espera. No existe la decepción para los que esperan en el Amor. Mis culpas se desvanecerán y yo volveré a nacer en ese mundo de Luz, donde todo es ilusión en la libertad.

anterior

índice

siguiente