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acosado por el mundo

Salmo 142

Ante mi Padre mi quito todas las corazas; delante de Él dejo a un lado el escudo y la espada. No me avergüenzo de mi desnudez ni siento pudor cuando queda mi miseria al descubierto.
Cuando los hombres intentan herirme allí donde soy débil, mi Padre los detiene, y su Fuerza asoma a través de mi debilidad.
Él me conduce por caminos peligrosos para que mi fe se consolide. Las trampas que el mundo me ha puesto se rompen antes de que lleguen a atraparme. Ni aunque mi inteligencia humana superara a la de mis enemigos, si siquiera entonces mi seguridad estaría garantizada, porque yo estoy solo y ellos son muchos: Miro a la derecha, luego a la izquierda, no tengo aliados que me protejan.

Pero yo levando mis ojos hacia mi Padre y ya no tengo miedo. La Paz rebosa dentro de mí. La inteligencia humana se convierte en un inútil juego de ideas, las trampas más sofisticadas que alcanzan a atraparme sólo son cadenas de papel.
Pero si camino ufano, si a la vista de mi Protector, me vuelvo altivo y despreocupado, entonces las ideas de los hombres me avasallan, y las cadenas de papel se hace de metal, de acero.
¡Ellos han ganado esta batalla! ¡Ayúdame a desnudarme otra vez, Dios mío, déjame ver mi debilidad! ¡Saca mi alma de la cárcel, y yo habré aprendido tu enseñanza!
Una batalla perdí, otras muchas perderé. Pero la guerra ya esta ganada si soy capaz de reconocer que en mi debilidad está todo el Poder de mi Padre.

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