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La promesa del Reino del Amor es incompatible con la definición de conceptos. La racionalización en estructuras mentales no se puede conjugar con la vivencia real del Camino. Definir racionalmente el Camino es falsearlo, y tanto mayor sea la precisión de los conceptos que lo definan, tanto más lejos se estará de él.
El sabio concibe las cosas sin delimitarlas, porque delimitar una realidad espiritual es convertirla en finita y perecedera aunque en la propia definición se hable de eternidad e infinitud. El sabio es humilde, y reconoce la limitación de la mente humana. Por eso se somete a la realidad superior en lugar de intentar descifrarla y poseerla.
El Reino del Amor instaura la Paz eterna, donde todos los seres humanos buscan la igualdad sin ser forzados a ello. La realidad interior de la igualdad entre los hombres hace que se condense una nube de Amor y llueva su dulce rocío. El Reino es como un valle donde desembocan todas las bendiciones espirituales del universo.
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