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capítulo 75

comentario: capítulo 75

La materialización del mal son las armas de guerra.
Son ajenas a la naturaleza, no existen en el Camino.
Durante la época de paz el noble acepta honores,
pero no acepta ninguno en la época de la guerra.

No puede existir nobleza en quien empuña un arma,
porque las armas de guerra son instrumentos del mal.
Cuando la guerra se desencadena en el propio país,
el noble no lucha para vencer, sino para restituir la paz.

Si el propio país consigue vencer al ejército enemigo,
el pueblo lo festeja, pero el noble no se regocija.
Regocijarse en matar hombres es aliarse con el mal;
quien se alía con el mal ya no puede construir nada.

En época de bonanza la vida tiene todos los honores,
pero en la desdicha, los honores son para la muerte.
En la guerra, los jefes ocupan los puestos de honor:
los honores del cadáver que es llevado a la sepultura.

Ante sufrimiento y muerte de tantos seres humanos,
¿quién puede ser tan burdo como para alegrarse?
Todo debería ser tristeza, lágrimas y pesadumbre.
No existe vencedor en una guerra. Todos pierden.

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