KYRIE ELEISON

     

aprisco

   

 

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libro 2 - capítulo 08


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  El redil del Señor: amplio, lleno de pastos y agua limpia que fluye y nunca se consume. Lleno de libertad en el Amor.
Los pastores se empeñan en construir sus propios rediles. Si no conocen el redil del Señor, ¿cómo van a conducir hasta allí a las ovejas?
Rediles construidos por los hombres que se mantienen en leyes que subyugan espiritualmente unos a otros.

No hay más que un Señor, un único S­acerdote. Las ovejas son del Padre, y el Padre se las ha dado al Hijo. La elección ya ha sido hecha, el pueblo de Dios ya existe.
¿Quiénes son esos pastores que dividen el rebaño del Señor introduciéndolos en rediles separados? 

Leen el antiguo testamento y se sienten­­­ atraídos por la bella historia del pueblo judío, el pueblo elegido por Dios.
Luego intentan formar un pueblo similar: quieren rehacer la ley que ya Cristo cumplió, y recomenzar desde el principio la historia de la salvación. Sueñan con profetas, reyes ungidos por Dios, y un pueblo guiado por ellos.

En la historia de la salvación hay dos alianzas: La primera es aquélla en la que Dios baja al mundo para recoger a su pueblo, en la segunda Dios vuelve a lo alto e invita a su pueblo a seguirle.

Los hombres no quieren abandonar el mundo para ir a encontrarse con el Padre, sino que prefieren traer a Dios una y otra vez al mundo, porque ahí se sienten cómodos. Y unos arrastran a los demás. No reconocen el Reino como su verdadera casa, prefieren posponerlo para después de la muerte.