reflexiones ontológicas


	Los fuertes trabajan con la materia y construyen objetos. Los débiles no construyen, sino que suscitan que los objetos tomen forma. Lo que toma forma desde dentro del universo sale al exterior sin violencia. Como el cabello: Se corta y vuelve a salir. Como la hierba: El invierno la seca, pero en primavera brota otra vez. Pero los objetos que los fuertes construyen nunca renacen, siempre tiene que ser reparados y reconstruidos. Para que no desaparezcan. Lo más débil del mundo es dueño y señor de lo más fuerte. Aquello que no impone su presencia penetra donde no hay vacío. De ahí que el sabio prefiera hacerse cómplice de Dios: Renuncia a la afirmación de su ‘ser’, y entonces Dios le afirma. Renuncia a la acción premeditada, y Dios actúa por él. El sabio enseña sin proponérselo, nunca habla para convencer: sus palabras se imponen, pero él permanece siempre en la debilidad. Howndev
			21/07/2005