Eucaristía

Dentro del elegido por Dios, existe una naturaleza humana y otra divina.
Los hombres intentan transformar su naturaleza humana de modo que sea parecida a la divina, y así, dicen, se santifican.
Esto es un error que le impide al hombre crecer en el espíritu.

Yo observo mi naturaleza humana y no la rechazo, pero tampoco pongo en ella ningún afecto. No intento transformarla, ni purificarla ni santificarla, ¿cómo llevar lo humano hasta lo divino? No tiene sentido.

Sin embargo yo pongo todo mi Amor, toda mi razón de ser en mi naturaleza divina, y lo humano que hay en mí, por sí mismo, se desvanece sin que yo luche ni me oponga ni me enfrente.

¿Cómo es esto posible?
Cristo lo hizo posible. Esto es lo que vino Él a anunciar y a posibilitar con su muerte: Éste es el Reino de los Cielos, formado por verdaderos sacerdotes en tanto que son Cristo mismo encarnado.
Sacerdotes, porque han dejado de ser ellos mismos: su naturaleza humana está en ellos como también existía en Cristo, pero ya sólo sirve para impulsarles hacia Dios, no para hundirles en el mundo.