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cántico de alabanza

Salmo 096

Alegrémonos en Aquél que nos renueva, que nos limpia y nos simplifica para poder reconocernos unos a otros: «Tu alegría y tu tristeza son como mi alegría y mi tristeza: somos hermanos.»
Muchos son los dioses que nos dispersan, que nos animan a encerrarnos en clanes diciéndonos: «Aquí dentro estás en la verdad, fuera de aquí estarás en manos del maligno.»
Rindamos a nuestro Dios toda la gloria, porque Él derriba las torres de marfil y dispersa los clanes para conciliar a todos los seres humanos en una sola familia. Él nos renueva y nos simplifica para que podamos ver, y luego decir: «Somos hermanos.»
Los que están sinceramente por la labor de la conciliación, la solidaridad y la Justicia, ésos serán llamados hijos de Dios, porque luchan, hombro con hombro, con el Rey.
Cuando el Espíritu hace acto de presencia derribando muros y abriendo caminos de entendimiento y reconciliación, toda la tierra se conmueve, todos los dioses tiemblan, y se llenan de temor diciendo: «¡El soplo del Espíritu va a derribar nuestro templo!» Los que estaban aleccionados para despreciarse, ahora se miran unos a otros diciendo: «Tu alegría y tu tristeza son como mi alegría y mi tristeza: somos hermanos.»

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