anterior

índice

siguiente

capítulo 71 (comentario)

texto: capítulo 71

Las cerraduras pueden ser forzadas, las cuerdas pueden ser cortadas, porque son cosas exteriores y todo lo exterior es vulnerable. Las afirmaciones racionales pueden ser refutadas, no existe argumento lógico alguno sin una grieta por la cual pueda ser inutilizado, porque la razón es algo externo y, por lo tanto, frágil. Cálculos y medidas son engañosos, porque la distancia real entre dos cosas nunca se corresponde con la distancia que media entre sus imágenes externas. El sabio no se vale de instrumentos externos, sino que está afianzado en la fe de la Verdad de su interior, por eso ata y desata en el mundo y el Cielo le respalda. Y por eso también se hace seguir por sí mismo y no por sus huellas, se hace escuchar por el testimonio integral de su ser y no por la ciega obediencia a unas palabras estudiadas y memorizadas.

No existe la Justicia para encumbrar a los hombres justos, sino para salvar a los injustos. No podría existir el Camino hacia la plenitud si no existiera una materia, un suelo firme sobre el cual poder desplazarse: El ser humano avanza hacia el conocimiento de Dios gracias a la injusticia adherida en su corazón. El combustible del fuego de la santidad es el pecado, y el poder curativo del mensaje de salvación no va dirigido a los hombres sanos, sino a los enfermos. Los enfermos son los beneficiarios de la gran promesa, pero los sanos están llamados a desgastar su salud en beneficio de los que no la gozan. La sabiduría no tiene su razón de ser en sí misma, y el hombre verdaderamente sabio debería saber que si no se entrega a sí mismo, en su sabiduría, por el bien del mundo, pierde toda sabiduría, pierde toda integridad, y se hunde.

texto: capítulo 71

anterior

índice

siguiente