KYRIE ELEISON

     

eucaristía

   

 

      E

capítulo 04

SOBRE LA COMUNIÓN CON DIOS


anterior - índice - siguiente

             
  Mi oración es incesante. La presencia de Dios es una constante en mi vida.
Yo hablo con Dios con más fluidez que con la que hablo con los hombres. Dios y yo nos entendemos, y nos amamos con fuerza y con ternura.
Cuando hablo en el nombre de Dios, ¿habla Él o hablo yo?
A veces es imposible diferenciar: Dios está en mí y yo en Él.

Las palabras son signo de que esta identificación no es plena: son signo de la distancia.
Y lo que me distancia de Dios es la realidad que está fuera de mí, por eso yo hablo: para impregnar de Dios aquello que me separa de Él.