KYRIE ELEISON

     

eucaristía

   

 

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capítulo 15

LA SANTIDAD Y EL PECADO


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  Un hombre dice: "soy libre", y por haberlo dicho llega un tirano y le encarcela. Cuando llegue el juicio ¿a quién condenará el juez?: Será el tirano el que deberá rendir cuentas a la justicia por robarle a un hombre su libertad.

Si yo digo con fuerza y convencimiento: "soy libre de la sexualidad", y luego llega el diablo, rabioso y envidioso, y me intenta convencer de lo contrario, ¿a quién condenará Dios? ¿quién fue realmente el mentiroso?

Mas si yo, por una humildad mal entendida, me dejo confundir por el diablo, reniego de mi convencimiento, acallo la fuerza de mi afirmación, y acepto la circunstancia de ser esclavo de la sexualidad, entonces ya no hay injusticia que Dios deba solventar: yo ya me he juzgado a mí mismo.

La sexualidad, la afectividad, la impureza que hay en mí sólo es pecaminosa cuando yo la he aceptado como mía, mas si no la acepto como mía sino que es el diablo el que me la impone a la fuerza y en contra de mi voluntad, Dios, no sólo no me pedirá cuentas por ello, sino que además me compensará de la injusticia que el diablo hizo conmigo.

Cuando los hombres que ansían sinceramente la pureza se sienten culpables por sus caídas, están tomando para sí el delito del diablo, se están responsabilizando de la acción del Mal, y por lo tanto están identificándose con él y alejándose de Dios.