KYRIE ELEISON

     

eucaristía

   

 

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capítulo 31

EL PENSAMIENTO OCULTO DE DIOS


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  Todo lo que un hombre diga con fe, ya se ha hecho realidad.
Lo que para nosotros es duro y sólido, para Dios es puro pensamiento, y en el pensamiento las cosas pueden cambiar instantáneamente.
En el pensamiento de Dios prevalece la voluntad de los hijos del Reino, porque son el objeto más cercano de su Amor.

Pero no existe nada en el universo que se sostenga en su existencia sin algo que se le oponga.
Si nada se opone a mi deseo, mi deseo sucumbe instantáneamente. Si nada se opusiera a mi existencia, yo no existiría.
Cuando yo afirmo algo con fe, construyo una realidad. No una fantasía, ni una suposición, sino una realidad. Mas es necesario que otra realidad se le oponga, para que así pueda existir. ¿Cuál prevalecerá, la construida por mí o la que se le opone? Aquella que haya sido generada con una fe más firme. Ésa prevalecerá.

Se puede estar lejos o cerca de Dios: la fe siempre es el germen la realidad que existe.
Pero la fe sucumbe allí donde el hombre alcanza su propia destrucción. En el mundo, la muerte limita a los hombres en el empeño de sus proyectos: cuando la muerte asoma, ellos se desmoronan.
Pero aquellos que estamos fuera de la muerte, porque ya no vivimos dependiendo de lo material, sino que nuestra Vida está afianzada a la eternidad, mantenemos la fe hasta después incluso de la muerte física, y así guiamos el mundo haciendo prevalecer nuestra voluntad.
Y nuestra voluntad es la voluntad de Dios, porque si no, no estaríamos en el Reino.

Nosotros podemos afirmar lo que queramos, pero para que nuestra afirmación prevalezca deberá ser probada por aquella otra realidad que le da existencia oponiéndosele. Si la vence, la anula, si es vencida por ella, entonces habrá de cederle su propia realidad. ¿Cómo conseguir que nuestras afirmaciones prevalezcan? En la fe serena e inmutable.
Mas ¿qué serenidad podemos alcanzar lejos de Dios?: "Lo que Dios no construye, en vano se cansan los albañiles".