KYRIE ELEISON

     

eucaristía

   

 

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capítulo 33

EL PENSAMIENTO OCULTO DE DIOS


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  Si dos hombres han dejado de ser ellos mismos porque Jesucristo se ha encarnado en cada uno de ellos, ya no son dos, sino uno solo.
Quizá no se conozcan personalmente y jamás lleguen a conocerse, pero la comunión que existe entre ellos está mucho más allá de todo condicionante material.
El uno llevará al otro, y le hará sentir, le hará pensar. Cuando uno esté triste, el otro reaccionará a esa tristeza, y todo lo que a cada uno le ocurra tendrá resonancia en el otro.

Verdaderamente es así, tal y como lo digo.

¿Cuál de mis hermanos me ha mandado a escribir lo que escribo? ¿Qué otro pone las palabras?
Dios me manda, Dios pone las palabras, pero la comunión de los santos es la expresión viva de Dios en la tierra.
Santos vivos, que no beatos piadosos, sino hombres que luchamos contra el Mal que nos hiere y nos hace tambalear.

No es la comunión en Jesucristo la única comunión espiritual de la tierra, la lucha espiritual por prevalecer en Dios continúa, pero ya lo dijo el Padre: "Éste es mi Hijo amado, el predilecto". En una de las mansiones de la casa del Padre hay un lugar para nosotros: en la que Jesucristo nos ha preparado.
Nadie va al Padre si no es por Jesucristo, pero, ¿y las otras mansiones? ¿Quién puede saber?

Los santos que abandonaron físicamente el mundo ya cumplieron, ahora ellos esperan también en nosotros.
No están en el mundo, ya no pueden seguir muriendo para rescatar más Luz de la oscuridad. Nosotros sí.
Luz y sombras, las mismas para ellos que para nosotros.

Ésta es la plena Eucaristía: En la comunión de los santos está el cuerpo de Cristo, que es Amor. En la muerte por este Amor está su sangre.
Comamos de ese pan y bebamos de ese vino: ¡Llenémonos de Amor y luego dejémonos matar por el mundo!