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Los pequeños obstáculos son muy difíciles de franquear porque son densos, compactos y duros, pero los grandes obstáculos son como nubes de humo: Se puede pasar a través de ellos. Si un solo hombre te hace frente tal vez te obligue a retroceder, pero a través de un ejército de mil hombres se puede pasar sin ser detenido. Así puedes vencer al mundo.
Las cosas pequeñas conservan su solidez interior, pero no tienen presencia. Crecen para hacerse más temibles y entonces se debilitan: Una sola palabra en el momento oportuno puede obligarte a cambiar la dirección de tu vida; sin embargo puedes pasar a través de un gran discurso sin desviarte ni un milímetro del Camino. Así puedes vencer al mundo.
El que habla grandes palabras desde la altura de un estrado, ése tiene miedo de que tú no compartas sus ideas. El que te susurra pequeñas palabras al oído, ése te hace copartícipe de su mensaje. Es mejor estar enfrentado a un gran imperio que a un pequeño poblado. Nunca luches contra los hombres, lucha contra el imperio. Así puedes vencer al mundo.
El que se detiene y sólo va a pasar una noche no se entretiene en decorar su habitación en el albergue. Si puedes caminar con zapatos, mejor no desvíes tu camino para intentar detener al que te robó las sandalias. Si reclamas tu alforja perderás tu casa, y si reclamas tu casa perderás tu Patria: El caminante no retiene nada. Así puedes vencer al mundo.
Vencer al mundo no es someterlo sino traspasarlo, y para traspasarlo primero deberás dejarlo crecer. Tanto más grande, tanto más débil; tanto más ostensible sea su presencia, tanto más fácil será atravesarlo. Si los obstáculos son pequeños, espera a que crezcan no sea que te persigan durante el resto de todo tu camino. Sólo así puedes vencer al mundo.
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