inicio

temas Palabra salmos de oriente ecumenismo advertencias

TEMAS

anterior

27/12/2006

siguiente

las Bodas

texto 10

Mientras más lejos esté la culminación, más perfecto será todo el proceso de desarrollo. La hierba del campo alcanza su madurez con rapidez, y con rapidez vuelve a morir, pero el roble tarda mucho tiempo en alcanzar su máxima estatura, por eso luego su vida dura tantos años. Los seres humanos, sin embargo, no saben valorar el proceso sino que necesitan hacer culminar sus obras con la mayor rapidez posible y, truncando el desarrollo, lo único que consiguen es que los frutos sean efímeros: No permanecen.

El verdadero amor humano de pareja comienza en el interior, como una llamada a encontrar la propia identidad en la otra persona, se desarrolla en la comunicación, en la que ese vínculo inexplicable va poco a poco creciendo y abarcando el corazón y la mente. Cuando, en la pareja, los amantes se miran sintiéndose atados por un lazo irrompible, entonces el vínculo de unión llega hasta el exterior, que es el sexo físico. El sexo es la expresión material de la culminación del desarrollo amoroso.

El sexo, sin el desarrollo anterior desde el interior hacia el exterior, es la culminación precipitada que lleva a una frustración irreversible, porque, destruido todo el proceso, ya no es posible reconstruirlo. El sexo sin amor es la expresión vacía de una forma sin contenido, y es el mayor obstáculo que existe para que el ser humano comprenda el significado del verdadero amor. Y no comprendiendo el alcance del amor humano, difícilmente podrá comprender cuando se le hable del Amor de Dios.

Sexo y matrimonio han de ser dos cosas inseparables. Sin un compromiso serio, toda relación sexual envilece al ser humano, le hace esclavo de sus pasiones y le fuerza a conseguir todas las empresas de su vida con precipitación y sin escrúpulos pues, cuando el alimento de la vida, que es el amor, se degrada, ya todo el ser se degrada. Entonces se les habla del Amor de Dios, que es la culminación que requiere mayor devoción, y si no ven el milagro del prestidigitador, prefieren no creer ni escuchar nada.

El matrimonio no necesita del beneplácito de ninguna institución. Una vez culminado todo el desarrollo del proceso amoroso, la unión sexual es el único y verdadero rito en el que el compromiso queda sellado desde el Cielo. La unión íntima en el cuerpo es entonces expresión verdadera de la unidad íntima en el espíritu, y todos los frutos que se deriven de esa unión permanecerán. Una expresión sin contenido es una mentira, así pues, no hay mayor engaño que el hombre pueda hacerse que creer en el sexo sin amor.

La unión de los sexos es lo pequeño a través de lo cual se alcanza lo grande, y sin la fidelidad en las cosas aparentemente insignificantes es imposible alcanzar una verdadera madurez espiritual. No es tanto un problema moral como un problema de dignidad, de estatura espiritual, de eficacia en el desarrollo del ser humano en la totalidad de sus potencialidades. El que confunde el amor con el sexo ha confundo lo más esencial de la fuerza espiritual que le impulsa a alcanzar su máxima dignidad como ser humano.

anterior

27/12/2006

siguiente