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07/10/2006

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Testimonio

texto 1

La cisterna que mantenía vivos a los hombres que vivían en medio del desierto se quebró, el agua se espació por la tierra reseca y se filtró; el sol evaporó el resto. Ahora los hombres, desconcertados, se reúnen para decidir qué hacer. Decían: “¡No hay agua en todo el desierto!” Si decidieran reunirse para emigrar a otras tierras, de seguro que la mayoría moriría por el camino. Porque no hay agua.

Mientras la cisterna les proporcionaba el agua necesaria, vivían preocupados por el orden social, competían para alcanzar el gobierno de la comunidad, y, durante la noche, se espiaban unos a otros para averiguar el punto flaco de cada cual y, así, de día, poder derribarlo e ir eliminando, uno a uno, a todos sus oponentes al poder. Pero ahora ya no compiten, ya no discuten de política, ya no se espían. Porque no hay agua.

Cuando falta el agua, los puestos de mando no seducen y, los oponentes al poder, ahora miran a sus antiguos jefes y observan en ellos hombres tan dignos de lástima como todos los demás. Incluso muchos de los líderes se muestran más desesperados que los súbditos a los que mantenían sometidos. Los seres humanos, con el corazón desnudo, caminan todos a la misma altura, a ras del suelo. Porque no hay agua.

El hombre abraza a su esposa, y ya no mira a la esposa de su vecino, porque tiene cosas más importantes que resolver. La esposa se abraza a su marido y ya no busca sentirse seductora ante la gente importante, porque ya no hay gente importante. Uno de los antiguos jefes cae en tierra bajo el sol del mediodía, levanta su mano pidiendo misericordia, y, el que fue su esclavo maltratado, le ayuda a levantarse.

La cisterna no se mantenía llena por arte de magia, sino que algún manantial habría que la llenaba continuamente. La desolación del poblado era demasiado triste, nadie quería quedarse. Los que emigraron, todos murieron por el camino, pero los que se quedaron a buscar el manantial que llenaba la cisterna sobrevivieron y fundaron una ciudad nueva. Ya nadie edificará más cisternas, todos por igual se arrodillarán a beber del naciente.

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07/10/2006

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