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Los altos jerarcas de la iglesia romana son hombres cuidadosamente seleccionados entre todos aquellos que han demostrado absoluto sometimiento a la alta jerarquía. De donde se deduce que la alta jerarquía de la iglesia romana se retroalimenta a sí misma: Bebe del pozo de sus propias palabras, y se complace en estar de acuerdo consigo misma.
Aquellos que han sido nombrados “doctores de la iglesia” han sido cuidadosamente seleccionados entre todos los que han demostrado absoluto sometimiento a la autoridad de la alta jerarquía. Sólo son dignos de ser escuchados aquellos que dicen las mismas cosas que la jerarquía espera escuchar, por eso son soporte de sus argumentaciones.
Los hombres que han sido canonizados como “santos” para servir de ejemplo al pueblo han sido cuidadosamente seleccionados entre todos aquellos que han demostrado absoluto sometimiento a la alta jerarquía. De donde se deduce que nadie, por muy cerca que pueda estar de Dios, es digno de servir ejemplo si no está sometido a la jerarquía.
Cuando los altos dignatarios de la iglesia romana determinan la “postura de la iglesia”, no realizan otro consenso que el de los altos dignatarios de la iglesia romana. De donde se deduce que todo aquél que no sostenga los mismos criterios no es iglesia, pues, si fuese iglesia, sus criterios formarían parte de lo que se denomina “postura de la iglesia”.
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